El aceite de coco se elabora a partir de la leche de coco, de manera que, el primer paso será obtener esta leche. Para ello, necesitaremos extraer el agua del coco pero sin romperlo. Perfora los tres orificios del coco, vierte el agua en un recipiente y guárdala.
Luego, abre el coco por la mitad, saca la pulpa y rállala. Después, envuélvela con una tela fina de algodón o utiliza un colador de tela y exprímela para sacar la máxima leche posible. Coloca un recipiente debajo para que la leche caiga dentro.
Cuando hayas exprimido la leche de la pulpa, añade el agua de coco
para hidratarla, espera un poco para que la absorba bien y vuélvela a
exprimir. Cuando la pulpa esté totalmente deshidratada, puedes guardarla
y utilizarla para cocinar, por ejemplo.
Ahora ya tenemos la leche de coco y podemos empezar a elaborar el aceite de coco casero. Coloca la leche en una sartén o cazo, ponla a fuego lento y no dejes de removerla.
El calor del fuego hará que el agua se evapore y la leche se espese. Poco a poco, la leche de coco empezará a granularse y a separarse del aceite. Cuando las proteínas de la leche estén totalmente separadas del aceite deberás filtrarlo. Puedes hacerlo con un colador y colar la leche de coco para extraer el aceite.
¡Y listo! Ya tienes tu aceite de coco casero
para utilizarlo como más desees. Para solidificar el aceite de coco
solo tienes que dejarlo en el frigorífico durante 3 o 4 horas. Si no vas
a usar el aceite de coco al momento, puedes añadir unas gotas de
vitamina E para que se conserve en perfectas condiciones durante más
tiempo.
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